El tratamiento de la caries y las cavidades dentales requiere una correcta identificación, una preparación adecuada, un trabajo minucioso y los materiales adecuados para cada caso.
Estas necesidades son las que llevaron a Greene Vardiman Black (uno de los padres de la odontología moderna) a establecer, a principios del siglo XX, una clasificación de cavidades dentales que todavía hoy se sigue utilizando para preparar la operatoria dental.
Las cavidades dentales
Aunque en general se suela hablar solo de la caries, la distinción entre caries y cavidad dental es importante para el odontólogo.
- La caries es la enfermedad infecciosa que afecta a la superficie del diente, y va destruyendo el esmalte y la dentina para penetrar en el interior.
- La cavidad dental es el agujero visible que se forma en ese esmalte y permite a la infección acceder a la dentina primero, y a la pulpa después. La cavidad dental, por tanto, aparece cuando la caries ya está más avanzada y ha logrado penetrar en las capas inferiores.
Hay muchos tipos de dientes, muy diferentes, y distintas clases de cavidades que pueden aparecer ellos. No todas se trabajan igual. De ahí la importancia de la clasificación.
Clasificación de cavidades dentales
Las cavidades dentales pueden clasificarse de diversas maneras según el parámetro al que atendemos. Por ejemplo, estudiando su extensión, podemos hablar de cavidades:
- Simples.
- Compuestas.
- Complejas (cuando se ramifican en varias direcciones).
Dependiendo de las caras del diente que se hayan visto afectadas, hablamos de una cavidad:
- Oclusal (O)
- Mesio Oclusal (MO)
- Disto Oclusal (DO)
- Mesio Ocluso Distal (MDO)
La etiología, que atiende al origen de la cavidad, las divide entre:
- Cavidades en fosas y fisuras.
- Cavidades en superficies lisas.
Pero, como dijimos al principio, la principal clasificación que se sigue actualmente sigue siendo la de Black, que atiende a la localización de las cavidades para agruparlas según el instrumental y la técnica indicadas:
- Clase I: En molares y premolares, se originan en los accidentes del diente: en fosas, puntos, surcos y fisuras.
- Clase II: Cuando afecta a las superficies proximales de molares y premolares.
- Clase III: Refiere a incisivos y caninos cuando la caries afecta a las superficies proximales de esos dientes, pero el borde incisal no se ha visto atacado.
- Clase IV: Para los incisivos y caninos en los que la lesión ha dañado el borde incisal.
- Clase V: Refiere al tercio gingival de todos los dientes. Las más frecuentes suelen ser abrasiones del esmalte, o las caries de cuello.
Desde que Black estableció esta clasificación, solo se ha añadido una clase más, la Clase VI, que se refiere a cavidades en las puntas y bordes incisales de las cúspides.
Aunque, en la odontología moderna, existe otro tipo de clasificación: la de Mount y Hume, que integra la localización (distinguiendo 3 zonas de susceptibilidad) y el tamaño de la lesión (diferenciando entre 5 niveles de profundidad).
La preparación de cavidades en operatoria dental
Las clasificaciones de las cavidades dentales son importantes porque, dependiendo de su tipo, requerirá una preparación cavitaria u otra.
La preparación cavitaria es el tratamiento biomecánico con el que se elimina la caries y se deja la cavidad y las estructuras restantes totalmente limpias y preparadas para una restauración que proteja el diente y evite una recaída.
Los objetivos de esta preparación de la cavidad son acceder a la lesión, eliminar todo el tejido dañado y, al mismo tiempo, proporcionar o consolidar el suficiente soporte para que pueda restaurarse la pieza.
Material necesario
Tras la preparación cavitaria, llega el momento de la restauración, y para ello vamos a necesitar materiales que aíslen y rellenen el interior de la cavidad, y protejan la pieza completa de forma duradera y efectiva. Estos son los principales materiales:
Selladores dentinarios
Estos recubrimientos tienen un espesor de apenas micrones. Se utilizan para sellar los túbulos dentinarios y evitar tanto hipersensibilidad dental, como el paso de bacterias o toxinas.
Pueden utilizarse tanto barnices como sistemas adhesivos, dependiendo de la naturaleza de la cavidad dental.
Fondos cavitarios
Estos recubrimientos nunca superan los 0,5mm y son realmente interesantes porque:
- Liberan fluoruros.
- Son una barrera perfecta contra las bacterias.
- Inducen a la reparación de la dentina.
Se utilizan en áreas pequeñas pero profundas de la cavidad. Los más empleados son el hidróxido de calcio y el cemento ionómero de vidrio.
Bases intermedias
Las bases cavitarias son cementos o resinas que se colocan para espesores superiores a 1mm. Su endurecimiento puede ser químico, físico o dual, y proporcionan:
- Un excelente aislamiento térmico, químico y eléctrico.
- Una barrera antibacterias y antitoxinas.
- Refuerzo para las paredes debilitadas.
Puede sustituir tejido dentinario perdido (e inducirá a la reparación de la pulpa), e incluso permite la reconstrucción de muñones dentales.
El fosfato de zinc ha sido durante mucho tiempo una base cavitaria de referencia, por su excelente respuesta biomecánica. Pero el ionómero de vidrio es uno de los más empleados actualmente, ya que además de mecánica y endurecimiento rápido, ofrece adhesión tanto al diente como a la resina, liberando fluoruros.
Existen igualmente otras alternativas, como el cemento de policarboxilato (algo más complicado de manejar, pero con excelentes propiedades, aunque no libera fluoruros) o el óxido de zin-eugenol (que no debe usarse en restauraciones profundas ya que puede causar irritación en la pulpa).
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