La odontofobia, fobia al dentista o temor a los tratamientos dentales afecta, en mayor o menor medida, a un notable número de personas.
El miedo al dentista es un problema reconocido por la Organización Mundial de la Salud y por diversas sociedades e instituciones de odontología de todo el mundo como un trastorno con implicaciones negativas muy importantes para la salud física y la calidad de vida de quien lo presenta.
En este sentido, saber tratar adecuadamente a un paciente con miedo al dentista es una habilidad básica que todo odontólogo debería tener.
Sin duda, nuestro trabajo resulta más fácil y productivo cuando logramos que nuestros pacientes se encuentren tranquilos y relajados. En este artículo ofrecemos algunas claves o recomendaciones para conseguir tranquilizar a las personas que acuden a nuestras consultas.
Tipos de miedo al dentista
Cuando hablamos de miedo al dentista, podemos referirnos a diferentes grados de aprensión o temor que es conveniente saber diferenciar:
- La ansiedad es una sensación de preocupación, generalmente motivada por algo que el paciente desconoce o no puede controlar.
- Hablamos de miedo cuando reaccionamos a un peligro, a menudo vinculado con pasadas experiencias negativas.
- La fobia dental supone un temor más intenso que, habitualmente, conllevará que el paciente evite o posponga la visita al dentista.
¿Por qué la gente tiene miedo a ir al dentista?
Las causas de estos temores pueden ser muy diversas, pero algunas de las más comunes son:
- Malas experiencias en el pasado. Las herramientas y procedimientos en materia odontológica han avanzado enormemente, pero algunas personas tienen todavía recuerdos desagradables de situaciones vividas en otras épocas.
- Sensación de “pérdida de control”. La posición del paciente en la consulta del dentista puede hacer que se sienta vulnerable o sin el control de la situación.
- Miedo al dolor (a menudo vinculado a personas con un umbral de dolor particularmente bajo).
- Timidez, vergüenza o sensación de invasión de la intimidad personal.
¿Cuáles son las consecuencias del pánico al dentista?
Las personas que sufren odontofobia son más propensas a retrasar el tratamiento y se plantean acudir al dentista solo si tienen algún problema evidente o dolor. Esto hace que esta sensación aumente todavía más, provocando una especie de “círculo vicioso”.
Más tarde: más complejo y más caro el tratamiento
Otra consecuencia relacionada es que la falta de cooperación que presentan estos pacientes puede desembocar en la disminución de la calidad de los tratamientos, ya que en ocasiones no pueden llevarse a cabo de forma adecuada.
¿Cómo reducir el miedo al dentista en los pacientes?
Las visitas a las clínicas dentales deben ser visitas agradables, en las que la desconfianza se quede en la puerta de entrada. Basándonos en la evidencia científica, se deben aplicar medidas de intervención conjunta psicología-odontología.
En estas, es importante que las y los odontólogos trabajen esta aprensión de un modo muy personalizado y de forma muy gradual hasta conseguir que el paciente elimine por completo su respuesta de miedo.
La terapia psicológica cognitivo-conductual es el modo adecuado para trabajar este tipo de temor: el pánico a que el tratamiento duela, el terror a las agujas, o el rechazo a los sonidos y los olores de la clínica dental, que pueden traer.
Las ventajas de una buena comunicación
Los temores pueden aminorarse sustancialmente con una buena comunicación odontólogo – paciente. En este sentido, podemos tener en cuenta los siguientes consejos:
- Preguntar al paciente si se encuentra bien, si hay algo que le preocupa o si necesita hacernos alguna pregunta. Mostrar empatía es una buena forma de tranquilizar al paciente.
- Mantener siempre una actitud amable, cercana y profesional.
- Informar al paciente de todos los pasos del procedimiento y responder a cualquier duda que pueda tener. Puede resultar muy útil ayudarse de dibujos o fotografías para explicarlo.
- No menospreciar los temores del paciente. Es recomendable afrontarlos como algo normal en lo que podemos ayudar.
- Siempre que sea posible, ofrecer pausas, descansos e, incluso, alternativas en los tratamientos o exploraciones. Es conveniente indicarle al paciente cómo puede avisarnos cuando necesite que paremos el procedimiento mediante una señal como puede ser levantar la mano. Esto contribuirá a disminuir la sensación de pérdida de control que muchas personas encuentran especialmente angustiosa.
La tecnología: una gran aliada
Sin duda, los avances técnicos en materia odontológica permiten intervenciones más precisas y menos dolorosas, procedimientos más breves y un mayor control por parte de dentista y paciente.
Herramientas como la anestesia sin dolor pueden también ser de gran ayuda en determinados casos. Incluso aspectos tan sencillos como un torno menos ruidoso pueden contribuir a tranquilizar al paciente y disminuir sus temores.
Otra opción es la sedación consciente. Para tratar a los pacientes con ansiedad se puede utilizar la sedación con óxido nitroso. Mediante la administración controlada de oxígeno y óxido nitroso por vía inhalatoria, este procedimiento permite intervenir en una situación de total tranquilidad.
Este tipo de sedación es además totalmente segura y eficaz en manos de un odontólogo formado adecuadamente. Sin duda un buen aliado a tener en cuenta contra el pánico al dentista.
Cómo crear un ambiente agradable para el paciente
A menudo, el propio entorno de la consulta puede contribuir a aumentar la ansiedad del paciente. Así, determinados olores, ruidos o la simple visión de determinados equipos o herramientas pueden desencadenar sensaciones de desagrado o inquietud en los pacientes.
En este sentido, una música relajante, un ambiente con un olor agradable y un mobiliario atractivo pueden ayudar a tranquilizar al paciente y, en cierto modo, abstraerlo del entorno que habitualmente asocia con una clínica. Una decoración bien elegida puede también ser de ayuda para lograr un entorno más atractivo.
Por supuesto, algo tan sencillo como mantener una conversación agradable y en un tono relajado contribuye también en gran medida a conseguir un buen ambiente en la consulta.
Más consejos para perder el miedo al dentista
Algunos trucos que se pueden aplicar para combatir el pánico al dentista de los pacientes:
- Asignar una cita a primera hora de la mañana
Así tendrán menos tiempo para pensar en su fobia e ir acumulando ansiedad durante el día.
- Planear una primera cita «suave»
La primera visita puede ser una revisión o una limpieza, y se puede aprovechar como una manera para que el paciente conozca al profesional en una visita a la clínica dental totalmente libre de ansiedad. Cuando el paciente se sienta más cómodo se puede proceder a hacer tratamientos más complicados.
- Permitir traer al paciente su propia música para relajarse y distraerse
Incluso se le puede reproducir algo que le guste en la pantalla, bien sea una película, documental o dibujos si se está tratando a un niño.
El mensaje a transmitir al paciente es claro: el pánico al dentista se evita con visitas frecuentes al odontólogo y con actitudes preventivas que favorezcan la salud bucodental.
Miedo al dentista en niños
Según diversos estudios, hasta un 30% de los niños tendrían miedo de las visitas al odontólogo. Bien sea por temor a lo desconocido o por miedos transmitidos por otras personas (incluso por sus propios padres, consciente o inconscientemente), muchos niños experimentan ansiedad en estas situaciones. Sin embargo, realizar un buen tratamiento de los pacientes infantiles es una gran oportunidad para lograr adultos con buena salud bucodental y sin miedo al dentista.
Como en el caso de los demás pacientes, es importante crear un ambiente relajado y agradable en la consulta, así como explicarles de un modo sencillo en qué va a consistir el procedimiento. Los dibujos o fotografías pueden ser un gran aliado en nuestras explicaciones, haciendo al niño partícipe de nuestro trabajo y permitiéndole conocer mejor su propio cuerpo.
Las consultas con niños son también una buena oportunidad para inculcarles buenos hábitos de higiene dental. En este sentido, ofrecerles algún pequeño regalo relacionado con la odontología puede contribuir a su motivación y, de paso, arrancarles una sonrisa.
Conclusión
En definitiva, como profesionales de la odontología debemos intentar que nuestros pacientes se encuentren lo más tranquilos y relajados posible en la consulta.
De este modo contribuiremos a evitar que las visitas al dentista sean motivo de ansiedad injustificada o que el paciente las posponga indefinidamente, con el riesgo que ello conlleva para su propia salud dental.
También para el odontólogo, sin duda, es más fácil trabajar con un paciente relajado. Y, desde luego, un paciente tranquilo es más probable que se convierta en un paciente satisfecho.