Odontología slow, el nuevo concepto para las clínicas dentales

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Una de las características de nuestra sociedad en pleno siglo XXI es el alto ritmo de vida al que estamos sometidos. Podemos extrapolarlo a todos los sectores y lo vemos con el auge de la comida rápido o los tratamientos que te prometen resultados instantáneos.

En este contexto surge un nuevo concepto en la odontología, la Odontología slow que se opone a tratar a los pacientes como productos dentro de una cadena de montaje. La odontología slow o slow dentistry es una nueva forma de ver la gestión dentro de las clínicas dentales.

¿Qué es la Odontología Slow?

La odontología slow es una propuesta de valor, una forma de hacer y vivir la odontología. La slow dentistry tiene que inundar a todos los agentes que rodean la actividad: los odontólogos y odontólogas, higienistas y los propios pacientes.

Precisamente la relación entre estos agentes es fundamental. Nace la necesidad de construir una relación entre dentista y paciente basada en la confianza, el esmero y la profesionalidad buscando el mejor resultado para todas las partes.

Es importante entender que la odontología slow no hace referencia a hacer los tratamientos más lentos o a alargarlos. Hace referencia a una forma de hacer las cosas, de inicio a fin. Pone énfasis en el paciente, tratando de conocer las causas de sus problemas, realizar un buen diagnóstico, valorar las posibles soluciones y realizar el tratamiento.

La odontología slow se basa en la calidad del proceso teniendo en cuenta factores tanto profesionales como emocionales a la hora de gestionar la relación de nuestros pacientes.

Principios de la Slow dentistry

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Este concepto se basa en una serie de principios que lo hacen único y difieren de la tendencia de la odontología “rápida y barata”. Se caracteriza por:

Calidad: “menos es más”

La calidad del servicio es la punta de lanza de la odontología slow. Dedicarle más tiempo a cada caso para elegir la mejor solución a los problemas que se presentan. Además que, al dotar más tiempo a cada paciente, podemos optar por lograr la excelencia en los tratamientos y evitar el estrés y las decisiones precipitadas.

El paciente es el centro

Como ya hemos dicho, es vital la relación que se establece con el paciente. Buscamos conocer, empatizar y enamorar a nuestros pacientes. No debemos olvidar que estamos en una profesión en lo que lo realmente importante son las personas.

Innovación

Los avances tecnológicos han ayudado a mejorar la calidad de los materiales, los diagnósticos y los propios tratamientos. Aprovecharse de los beneficios que nos aporta la odontología digital nos permitirá ofrecer un mejor servicio y lograr la excelencia.

También es igual de importante la formación de los profesionales a todos los niveles, no solo la dental tradicional. La odontología slow implica adaptarse a las circunstancias del sector dental y a las necesidades de los pacientes.

Método de gestión

El modelo de gestión de aquellas clínicas que opten por aplicar la Odontología slow se basará en la profesionalidad. Es fundamental centrarse en el conocimiento y la prevención en oposición a los tratamientos “express”.

Además, debemos poner el foco en la gestión de los tiempos y los recursos disponibles para mejorar nuestra calidad de servicio.

Honestidad y ética

Son valores implícitos en el concepto de Odontología Slow. El hecho de dedicarle mucho tiempo a cada paciente para realizar un buen diagnóstico nos aporta un mejor conocimiento de su situación tanto clínica como emocional.

Ante esto, la slow dentistry propone soluciones que el paciente realmente necesita siendo 100% transparentes con nuestros pacientes.

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