¿Has pensado alguna vez en la forma de ser de tus pacientes y en sus peculiaridades? En una consulta odontológica es fundamental, además de los conocimientos técnicos y médicos, tener en cuenta los tipos de pacientes y la relación entre dentista y paciente a nivel social.
Para establecer un marco de confianza, debemos prestar especial atención a la visita inicial, es decir, a la primera vez que una persona acude a la clínica dental. Esta es la oportunidad perfecta para percibir algunos rasgos y peculiaridades propios de cada persona y saber con qué tipo de paciente tratarás.
De este modo, adaptaremos nuestro lenguaje y expresión al de cada paciente, con el fin de establecer una relación de confianza y ofrecer el mejor trato posible, siempre ajustado a sus características personales.
Además, debemos tener en cuenta si el paciente que acude a la clínica tiene miedo o desconfianza. También prestaremos especial atención a las personas que van a realizarse un tratamiento largo y tedioso, y mostrar una actitud segura y motivacional que les transmita calma.
Tipos de pacientes según su personalidad
Los factores expuestos previamente llevan a establecer una clasificación de los diferentes tipos de pacientes.
El impulsivo
- Es una persona decidida y seria. Suele centrarse en los resultados del tratamiento y quiere ahorrar tiempo, por lo que toma sus decisiones con cierta rapidez.
- A estos tipos de pacientes no les gusta mantener una conversación informal demasiado prolongada. Ante estos pacientes, el dentista responderá de manera rápida y eficaz a sus necesidades e intentará que la visita sea lo más productiva posible.
El expresivo
- Al contrario que el impulsivo, estos tipos de pacientes prefieren sociabilizar, sentirse cómodos en la consulta y mantener una conversación con el odontólogo. Suele tratarse de personas desorganizadas, que prestan poca atención al detalle y que tienden a compartir su vida personal con el profesional que les está tratando.
- Además, buscan que el dentista les explique los beneficios de un determinado tratamiento y, en ocasiones, que les motive a seguir una rutina de higiene bucodental óptima.
El amigable
- Se trata de una persona cuya toma de decisiones es lenta, ya que es prudente respecto a las consecuencias que puede acarrear un tratamiento dental. No responde a la presión o motivación por parte del especialista.
- En este caso, el dentista debe intentar tranquilizar al paciente explicándole punto por punto el tratamiento al que se va a someter, y cuáles son las ventajas de este.
El analítico
- Estos pacientes suelen necesitar detalles e información extensa sobre el tratamiento al que se van a someter. Tienen una mente muy técnica y observadora, por lo que les cuesta escoger una opción.
- Ante este tipo de personalidad, el odontólogo puede aportar al paciente información adicional sobre dicho tratamiento.
El pasivo
- Para esta persona, el dentista asume toda la responsabilidad del tratamiento y está al frente de la situación. En este caso, el paciente se limita a seguir de manera pasiva las fases del tratamiento en cuestión.
- En un caso como este, el dentista se centra exclusivamente en ejercer su tarea profesional, mostrando confianza y tranquilizando al paciente en todo momento.
El cooperativo
- Una vez que se ha realizado el diagnóstico y se ha determinado qué tratamiento debe seguir, este paciente se muestra abierto a colaborar. Destaca por la fuerte motivación para conseguir los mejores resultados.
- Esta actitud tan abierta es de gran ayuda para el odontólogo, al que le resultará sencillo hacer que el paciente se sienta cómodo y saque el mayor provecho de su experiencia en la clínica.
El directo
- Aunque este tipo de personalidad pueda parecerse a la del paciente impulsivo, tiene algunas diferencias. Estas personas hablan rápido, mantienen una postura formal y tienen sus objetivos claros. Sin embargo, piden soluciones basadas en los hechos y suelen presionar al odontólogo, sin escuchar la opinión del profesional.
- En este caso, el dentista debería explicar de la forma más clara y transparente posible el tratamiento al que se va a someter, tanto el procedimiento como los resultados.
El Googleador
- Estos pacientes pueden tener aires de suficiencia y carácter altivo. Son personas que, a menudo, están concienciadas con la salud bucodental.
- Esta actitud conlleva algunos aspectos negativos como, por ejemplo, que pretendan saber más que el propio profesional o que a menudo se documenten incorrectamente por tratar de buscar información en Internet.
- Con este tipo de pacientes, el odontólogo debe ser paciente e intentar explicar las opciones de tratamiento de la manera más profesional posible.
Con ansiedad dental u odontofobia
- Se trata de personas nerviosas, que tienen miedo de acudir a la clínica dental. Ante este tipo de pacientes, es importante sugerir métodos de relajación para facilitar el tratamiento y garantizar el bienestar durante el proceso.
- Suelen suponer una mayor dificultad a la hora de gestionar la situación, por lo que es fundamental tranquilizar a la persona y, si la consulta dispone de tratamientos de sedación consciente o de otras tácticas, hacérselo saber.
Como has podido comprobar, la personalidad del paciente es clave a la hora de establecer un clima de confianza en la consulta dental. Por ello, es necesario tener en cuenta qué tipo de paciente estás tratando para hacer que cada paciente se sienta cómodo y confíe en los profesionales de nuestra clínica.